Anomalía


El “tejido”, como concepto, se ha utilizado en diversas disciplinas para referirse a la manera en que seres humanos, organismos, cosas y lugares se conectan entre sí. Hablamos de tejido social y urbano cuando queremos hacer énfasis en que la sociedad es un sistema diverso en el que territorio, seres vivos, la historia, las políticas que rigen los estados, entre otros factores, hilan la manera en que nos relacionarnos. La idea de tejido también está íntimamente ligada a nuestro cuerpo: estamos formados por redes de células que nos proveen corporeidad y pensamiento. Un tejido también es una simple tela, esa materia prima de aquello que luego nos vestirá, protegerá, dará cobijo y calor.

Empecé a trabajar con telas durante una residencia artística que realicé en San Art (Ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam). En ese entonces estaba buscando patrones recurrentes en la arquitectura de la ciudad que se pudieran relacionar con ciertos momentos históricos importantes de ese país. La idea de patrón como diseño modular pronto me dejó de interesar y empecé a pensar más en que esta idea también se aplica al análisis del comportamiento de los seres vivos. Al trabajar con tela estaba explorando un material cuya estructura está definida por un patrón, que es tejida y es blanda. Me planteé ir deshaciendo la trama poco a poco sin tener una ruta definida; un trabajo que consistía en transformar tejidos regulares y hechos industrialmente en algo hecho a mano, informe y desordenado que apenas mantenía su estructura original.

Los patrones de comportamiento también permiten entender cómo la sociedad se relaciona con el lugar que habita. A través de ellos podemos tratar de reflexionar sobre cómo ciertos momentos históricos han cambiado nuestras costumbres. Me resultaba muy llamativo pensar en que éstos tienen la capacidad de mutar o transformarse con el tiempo. No son fijos y permanentes, más bien transitorios y permeables.

Ya llevo un poco más de un año deshaciendo telas. Sigo indagando en el proceso de ir “en reversa” en mi obra: deshaciendo en vez de hacer. Este proyecto es un acercamiento subjetivo a la problemática del patrón y su maleabilidad llevado hasta el límite de su desaparición. En mis piezas quiero deshacer la tela al punto de poder borrar su propia definición. Quiero, además, hacer de esta una destrucción laboriosa, lenta y paciente.

María Fernanda Plata (Bogotá, 1978) estudió Artes Plásticas de la Universidad de los Andes e hizo una Maestría en Arte en Chelsea College of Art and Design (Londres), 2011. Sus actividades como artista incluyen: Residencia artística en Sán Art, Ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam; gracias un estímulo del Ministerio de Cultura en 2014, y la participación en exibiciones como: El ocioso imperfecto o cuando las cosas desaparecen, BIACI, Cartagena, Colombia, 2014, Vanishing Points, Guest Projects, Londres, Reino Unido, 2014; Pender, Casas Riegner, Bogotá, Colombia, 2013; Bienal de Artes plásticas de Bogotá, Fundación Gilberto Alzate Avendaño, Bogotá, Colombia, 2012; Apuntes sobre la ciudad, ArtBo, Proyectos Individuales, Bogota, Colombia, 2012; Tracing Time, Josee Bienvenu Gallery, Nueva York, EEUU, 2012; Zona Maco Sur, Proyectos Individuales, México D.F., México, 2011; y La Buena Vida, 42 Salón Nacional de Artistas, Santa Marta, Colombia, 2010.

Otras Exhibiciones

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